Al principio de la ruta pudimos ver cardones y tabaibales y durante el camino la vegetación que más predominó fue la tabaiba amarga, la vinagrera, el tajinaste blanco, el verode y la aulaga. En la zona conocida por la Hoya Triguerilla vimos un hermoso palmeral y acebuches. Pero lo que más nos sorprendió fue el conjunto de dragos de la finca del Cortijo, con edades comprendidas entre los 50 y los 200 años.
Durante el camino pudimos ver el complejo troglodita del Draguillo, formado por numerosas cuevas artificiales, que en su mayor parte constituyen graneros fortificados.
La anécdota del día la protagonizó Unkas (creo que se escribe así), el perro
de Begoña. Es un cachorro de dos años con una Acrofobia (miedo a las alturas), que no sabíamos que padecía hasta una demostración de “valor” que dio en un pequeño salto del barranco. Hubo que armarse de paciencia para que bajase, necesitó la ayuda de cuatro personas, dos de ellas las acabábamos de conocer. Todos pensábamos que teníamos que volver sobre lo andado, pero con gritos y cara de terror bajó y pudimos continuar el camino. Fue una terapia de choque para Unkas.
Durante el camino pudimos ver el complejo troglodita del Draguillo, formado por numerosas cuevas artificiales, que en su mayor parte constituyen graneros fortificados.
La anécdota del día la protagonizó Unkas (creo que se escribe así), el perro
