Durante el camino pudimos ver el complejo troglodita del Draguillo, formado por numerosas cuevas artificiales, que en su mayor parte constituyen graneros fortificados.
La anécdota del día la protagonizó Unkas (creo que se escribe así), el perro

Esta es la web de Alejandro, en la que lo veremos desde su llegada a nuestas vidas hasta los momentos más actuales.
Nos hemos divertido de lo lindo, en el parque con los cochitos, en la calle, en la cabalgata, haciendo el perrito. Alicia nuestra princesa no paró ni un momento, jugando en el carrusel y dando vueltas con su vestido rosa.
Alejandro y David son dos peques que les encanta jugar. Cuando están juntos las actividades se multiplican, uno se ríe el otro también, uno llora y el otro también. El puré se duplica y la mandarina también. El gateo se convierte en una carrera, ¿quién llegará primero a la pelota? Mira Alejandro ya tengo dientes, le dice David (traducción libre del balbuceo “ta ta ta gu gu te ama”). Alejandro dice a mi están saliendo. Qué más cosas se dirán.
Este fue el primer pateo de reencuentro con el grupo “Gordo Cabrón”, después del embarazo y de los primeros meses de Alejandro, ya teníamos mono. Gracias a los abuelos por darnos esta oportunidad. Algunos del grupo nos echaban mucho de menos, y otros un poco menos (Bueno creo que todos nos echaban de menos para ser buena).
Fuimos de Andén Verde hasta el Risco, por la zona Este de la isla de Gran Canaria, si quieren saber la ruta miren el blog amigo de Juan. Pasamos por la casa de Tirma, que increíble los mosaicos de piedras de siete colores. José el guarda de la casa la tiene fantásticamente cuidada y los jardines están llenos de flora diversa y extraordinariamente mantenida.
Lo peor del pateo, la bajada al Risco desde la casa de Tirma, un rompe piedras que fastidia dedos y rodillas. Lo mejor el paisaje, la casa de Tirma, José el guarda y el reencuentro y convivencia con los “Gordos Cabrones”.